Las Tiendas Mixtas

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Por Jaime Alberto Palacio Escobar*

Fotos Cortesía Gonzalo Santamaría Hincapié
“Son establecimientos para venta de artículos de uso y consumos doméstico y también expenden bebidas alcohólicas, inclusive para consumo en el mismo lugar”, según la ordenanza que las regula. Vaya uno a saber por qué las llamaron Tiendas Mixtas, tal vez sería por el surtido, porque le sirve a toda la familia, por el formato o por un poco de todo eso.
Lo cierto del caso es que en casi todos los barrios en Envigado ha existido, por lo menos, una tienda mixta. A cualquier persona a la que se le pregunte por ellas, podrá recordar más o menos lo mismo: Un faro, mejor un peaje, o sitio de encuentro para todos. ¿Quién no recuerda la tienda de don Antonio en El Guáimaro? Vuelvo a su definición: mixta, variada en el surtido y para toda la familia.

La Quince Letras. Foto Cortesía Gonzalo Santamaría

Tan tradicionales
Es de la esencia para la convivencia comunitaria la presencia de una tienda mixta. Seguro la norma no lo dice, la usanza sí, una mampara de madera separa los dos ambientes: el de los artículos para el consumo y el de la tertulia alrededor del licor y la propuesta musical. Lo más llamativo en ella, su decoración: afiches comerciales con atractivas modelos en vestidos de baño, que tal vez fueron objeto de las primeras fantasías eróticas de los jóvenes. No faltaba un clasificado con temas de interés común. ¡Ah! Y el orinal, con tajadas de papa cruda en el piso para absorber malos olores. Era muy divertido observar a los borrachitos moverlas de un lado a otro del orinal con el chorro de su micción.

Recordar es vivir
Para el buen recuerdo, he aquí algunas de las tiendas mixtas más clásicas y emblemáticas en Envigado:
La de don Antonio en El Guáimaro. Hoy se llama Las Quince Letras.
El Triunfo en los límites entre los barrios Córcega y Obrero. Su fachada estaba revestida con tabletas de cerámica amarilla y azul.
La de Tatán en el costado suroriental de la esquina del parque. Allí ensayaba la banda musical de Roque y los asiduos a la tienda la denominaron “la Tatán Jazz”.
La de José Manuel y Fabricio Arango en el parque en el costado sur, al lado del almacén de Teresita Uribe.
La San Francisco en la antigua carrera 11 en la Calle del Talego. Sus dueños, los Acosta, la llamaron con el tiempo “la Cuchilla Club”.
La de don Alejandro Tamayo, una cuadra abajo del parque en la vía hacia el colegio Manuel Uribe Ángel.
La de Toño en la Magnolia. Aún existe.
La de don Esmeraldo a una cuadra del parque, en la esquina antes del edificio actual de la biblioteca José Félix de Restrepo.
La de Don Gabriel Isaza en el Monumento de la Madre, célebre por las peleas callejeras, los domingos en la noche, entre los malevos del barrio.

Si las amadas tiendas mixtas desaparecieron del espectro de la comunidad barrial, ojalá que los nuevos lugares de encuentro de hoy mantuvieran el espíritu de sana convivencia que ha caracterizado a los barrios en Envigado.

La de Tatán. Foto Cortesía Gonzalo Santamaría

*Envigadeño raizal, nacido en 1958. Autor de los libros: Al final de cuentas, qué hacemos en Gestión Humana (2008); La paz laboral, costo o inversión (2012) y Envigadeñas (2021). Colaborador habitual del periódico Órbita, la revista La Vitrola y El Envigadeño Medio de Comunicación, publicaciones de Envigado.

2 comentarios en «Las Tiendas Mixtas»

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