Puso a sonar La Vitrola

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Fotos cortesía del autor.

Por Jaime Alberto Palacio Escobar*
En un taller donde se hacían llaves para las puertas, se daba una hermosa coincidencia: en un pequeño tablero al lado de la puerta escribía unas frases reflexivas que invitaban al ser humano a ver el mundo y las relaciones con los otros de una manera más amigable y por una sana convivencia. Sí, ahí en ese lugar, había llaves para abrir puertas y reflexiones para abrir el corazón.
Con esa profunda sensibilidad exploró también otra virtud: escribir cartas de amor para facilitar que él y ella se encontraran desde el lenguaje poético que inspiraba cada misiva.
Ahí no paró su interés por el otro y su afecto desinteresado para servir a los demás. Una intuitiva iniciativa por hacerse director y editor de una publicación especializada sobre música, lo montó en una tarea quijotesca de armar ese proyecto desde el primer sueño, consecución de escritores/colaboradores, financiación, edición, publicación, distribución. Es que un ser que tiene valores rectores de su vida desde reflexiones propias como: “Las palabras son hermosas, pero las acciones valen oro”; “las semillas que has sembrado te buscarán siempre, porque las semillas buscan la luz para crecer”, estaba señalado para consolidar un proyecto editorial que, hoy después de 14 años de vigencia, cuenta con 36 ediciones de 1.000 ejemplares cada una, que llega gratuitamente a audiencias interesadas y a públicos afines con la música y la cultura.

Sonando
La revista La Vitrola es una realidad en la que confluyen más de 20 colaboradores con temas diversos, relacionados con las músicas del mundo en sus más variados géneros. Allí escriben connotados escritores como el profesor “Memo” Ánjel, Reinaldo Spitaletta, John Saldarriaga; especialistas como el profesor Asdrúbal Valencia, Carlos Serna, Ofelia Peláez (QEPD), Gustavo Escobar y Faber Cuervo, así como otros colaboradores que, con sus relatos, hacen aportes muy interesantes a la formación de públicos. De resaltar, la comunicación directa con los lectores que hace el escritor Hugo Álvarez y la reedición de textos del maestro Rodolfo Pérez González.

Reconocido
A ese nivel de consolidación se llega por el liderazgo, la capacidad de convocatoria, la sensibilidad y la honestidad intelectual de un personaje llamado Jorge Humberto Restrepo Gallego. Un ser ejemplar entregado al servicio de una pedagogía y desarrollo cultural desde los contenidos de una publicación que hace rato llegó a su mayoría de edad, hasta el punto de que recibió la condecoración del CIPE (Círculo de Periodistas de Envigado) en 2015, así como numerosas menciones en periódicos y revistas de amplia circulación regional y nacional.
Ese trascendental producto editorial sobrevive por la pauta de la Administración Pública de Envigado y por el aporte desinteresado de un buen número de empresarios y comerciantes del Municipio comprometidos con la supervivencia de la revista. Jorge Humberto es de esas personas que todos reconocen en su paso por el parque principal de Envigado. Todos los que lo queremos, admiramos, respetamos y sentimos inmensa gratitud por su aporte a la comunidad, sabemos que él y sólo él, puso a sonar La Vitrola.

Jorge Humberto Restrepo Gallego

*Envigadeño raizal, nacido en 1958. Autor de los libros: Al final de cuentas, qué hacemos en Gestión Humana (2008); La paz laboral, costo o inversión (2012); Envigadeñas (2021) y 150 años después –Julio Vives Guerra-. Colaborador habitual de la revista La Vitrola y de El Envigadeño Medio de Comunicación, publicaciones de Envigado.

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