“Los niños de Dios no están a la venta” dice el protagonista, Jim Caviezel, en Sonido de Libertad (Sound of Freedom). Sin embargo, tristemente las niñas, niños y adolescentes sí están a la venta en el planeta, pues son traficados como mercancía para ser convertidos en objetos sexuales. El actor interpreta a Tim Ballard, un ex agente del gobierno norteamericano que se embarca en una peligrosa misión para rescatar a niños y víctimas de tráfico humano en todo el mundo. Sonido de Libertad acaba de ser estrenada en Colombia (agosto 31).
La trata de personas es uno de los delitos que ya sobrepasa el tráfico de armas y se acerca a superar el de drogas. En el caso de los niños, niñas y adolescentes, la trata se combina con la pedofilia (“excitación o el placer sexual que obtiene una persona adulta al llevar a cabo actividades o al tener fantasías sexuales con niños o adolescentes”) y por ende con la pornografía infantil (“toda representación de menores de edad de cualquier sexo en conductas sexualmente explícitas”), registros en fotos o videos que generalmente terminan compilados en catálogos para venderlos, especialmente extranjeros en la mayoría de países.
La película
Se trata de una película basada en hechos reales, que vio la luz en 2023 (julio 4) pero antes se enfrentó a numerosos desafíos durante su proceso de creación y distribución. Uno de los mayores obstáculos fue la dificultad para encontrar financiamiento, ya que muchos estudios de Hollywood se muestran renuentes a abordar un tema tan oscuro y controvertido. Sin embargo, el compromiso apasionado del director, Alejandro Monteverde, con la causa del tráfico humano le permitió perseverar y encontrar el apoyo necesario para llevar la película a la pantalla grande.
Otro desafío crucial fue la representación de la crueldad del tráfico humano sin ser excesivamente gráfico o explícito. La película logra este equilibrio de manera admirable, mostrando la brutalidad del tema de manera conmovedora y poderosa sin caer en la explotación o el sensacionalismo.
La filmación en sí misma también presentó desafíos logísticos considerables, ya que gran parte de la película se rodó en ubicaciones internacionales (buena parte en Colombia) y en condiciones difíciles que reflejan la dura realidad que enfrentan las víctimas de la trata de personas.
En última instancia, logró superar estas adversidades y llegó a las pantallas, trayendo consigo un mensaje poderoso y urgente sobre la importancia de combatir la trata de personas en todo el mundo.
Elenco de lujo
La película cuenta con un reparto que incluye a Jim Caviezel en el papel principal de Tim Ballard, un ex agente de la CIA que fundó Operation Underground Railroad (OUR), una organización dedicada a rescatar a niños y niñas víctimas de la trata de personas. Junto a Caviezel, Mira Sorvino interpreta a su esposa, con una actuación emotiva que resalta el impacto emocional que el trabajo de Ballard tiene en su vida familiar y Eduardo Verástegui, que representa a un aliado clave en la lucha contra este terrible crimen.
Un grito contra la pedofilia
Sonido de Libertad es, además, una revelación de las redes de pedófilos y la trata de personas, especialmente en Estados Unidos y muestra cómo estas redes operan en las sombras y cómo se infiltran en todos los niveles de la sociedad. El gobierno de Estados Unidos y otros gobiernos en todo el mundo han sido objeto de críticas y censura por no abordar de manera efectiva esta grave crisis. La cinta arroja una luz cruda y perturbadora sobre la inacción y la corrupción que a menudo rodean estos asuntos sensibles.
Llamado a la acción
La película es un poderoso recordatorio de que la lucha contra la trata de personas y las redes de pedófilos son responsabilidades colectivas que no deben ser pasadas por alto y un llamado a la sociedad para abordar una de las cuestiones más apremiantes de nuestro tiempo. La censura y la resistencia a enfrentar estos problemas solo hacen que su resolución sea más urgente.
Sonido de Libertad es un llamado a la conciencia y la acción, recordándonos la importancia de luchar contra el tráfico humano en todas sus formas. Esta película merece ser vista y discutida, ya que desafía a la sociedad a tomar medidas para poner fin a esta atroz violación de los derechos humanos.
Hay varias formas de sumarse: la primera, verla. Luego, considerar la posibilidad de comprar entradas para que alguien más que no tenga forma de pagar entradas pueda ir a verla y la última y no menos importante, compartir, comentar y viralizar. Se lo debemos a los miles de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo que siguen siendo secuestrados, comercializados y explotados comercial y sexualmente.
