Se nos cae a pedazos la fachada de la casa y morada cultural de nuestra más grande y emblemática pintora, Débora Arango Pérez. Casablanca, ubicada en el sector de San Marcos, sufre los rigores de la falta de mantenimiento y está sometida al vaivén de quienes desconocen la historia, no saben que es un símbolo y dejan basura en su puerta sin consideración. Llamado de atención para retomar ese mantenimiento de manera pronta, que esperemos que adentro sí esté debidamente conservada. Esta casa no sólo cuenta una parte de la historia nacional que poco fue publicada (y opacada) por el rechazo al sentido social de la pintora sino que Envigado, como su cuna, debe retribuirle sus contribuciones al arte colombiano como no le fueron reconocidas en vida.
