Por Jaime Alberto Palacio Escobar*
Foto portada Cortesía de la Familia.
Débora Arango abrió una puerta; al hacerlo, la mujer expuso su postura ante la vida, la valoración del cuerpo, su necesidad de encontrar otros lenguajes en la sociedad para comunicarse, la preeminencia de sus derechos en medio de una sociedad que los desconocía. El arte fue su universo; el lienzo, el óleo, el color y las formas fueron sus mejores herramientas para expresar su posición como ser en el mundo.
Esa puerta, una vez abierta, aguantó todas las diatribas y embates de un entorno que, si bien no la ignoró, la cuestionó hasta en sus más profundos ideales. Hoy, su obra sigue vigente; está ahí para el ejemplo a otras mujeres que, en diversas especialidades del conocimiento y en distintos oficios puestos al servicio de la comunidad, se han destacado por años con logros significativos y contribuciones meritorias para seguir la ruta trazada por ella de dignificación y reivindicación del ser.

Tomado de: Palacio Escobar, Jaime Alberto. Envigadeñas. Editorial Tres Hojas, 2021.
*El autor es Envigadeño raizal, nacido en 1958. Autor de los libros: Al final de cuentas, qué hacemos en Gestión Humana (2008); La paz laboral, costo o inversión (2012) y Envigadeñas (2021). Colaborador habitual de la revista La Vitrola y de El Envigadeño Medio de Comunicación, publicaciones de Envigado.