Textos y fotos suministrados por Edgar Hernando Restrepo Gómez*
El 13 de junio de 1773 fue creada la parroquia de Envigado por decreto del obispo Jerónimo Antonio Obregón y Mena, según expediente eclesiástico presentado a la Diócesis de Popayán para corroborar las condiciones de erección de la nueva parroquia por parte del sacerdote José Jerónimo de la Calle. Por otro lado, el sacerdote Cristóbal José Restrepo Vélez, en carta al obispo del 11 de diciembre de 1775, sugirió que fuera Santa Gertrudis La Magna la patrona de la nueva parroquia.
Sin embargo, en el contexto del siglo XVIII se pueden leer varios aspectos que explican la proclamación de Envigado a la santa alemana: la proclama del rey Felipe IV de España como la santa patrona de las indias occidentales; el descarte de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario, pues ya las parroquias de Hatoviejo (Bello) y La Estrella la tenían; la extensión de su culto por toda América en el siglo XVIII; el carácter místico de la monja y su devoción por la figura de Cristo representado en el sagrado corazón.
La historia
La historia de la santa empieza con su nombre, pues Gertrudis en su idioma significa «fiel defensora» (ger = defensora, trud = fiel). Vivió en el siglo XIII entre 1256 y 1302, cuando muere en el Monasterio de Helfta, a la edad de 47 años. Fue la primera gran mística de quien se tenga historia (la Iglesia llama místicas a las personas que se dedican a tratar directamente con Dios por medio de fervorosísimas oraciones y a recibir de Él, mensajes y revelaciones).
Su culto llegó a ser tan extendido que su nombre fue puesto a muchas niñas en la pila bautismal, fue tomado como nombre de profesión de monjas y frailes y se les dio como apelativo a barcos, a misiones, a pueblos, a colegios, a recogimientos y a parroquias. Sin duda esta difusión popular del nombre y de la imagen iba paralela a una divulgación del culto y su auge se puede observar en la primera mitad del siglo XVIII. («La más amada de Cristo Iconografía y culto de santa Gertrudis la Magna en la Nueva España», ver: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-12762003000200001)
Un referente
La presencia de esta santa alemana del siglo XIII en el mundo ibérico está inmersa dentro del proceso de expansión de la Contrarreforma, siendo utilizadas su vida y sus escritos, en especial en Alemania, con la publicación de su autobiografía y de sus escritos en la Cartuja de Colonia en 1536. Incluso, fue muy popular en el siglo XVII junto a Santa Teresa de Ávila (canonizada en 1622), en un movimiento del misticismo anti luterano.
No fue hasta 1599 que la influencia de Santa Gertrudis comenzó a crecer en la Península Ibérica a raíz de la edición latina de sus obras, compiladas por Juan de Castañiza en Madrid. Luego en 1603, salió impreso el primer volumen, que contenía los primeros tres libros de sus obras en castellano y pronto salieron los dos restantes, hecho que tuvo un fuerte impacto tanto en la difusión de su culto como en la de su imagen.
Este renacimiento se reforzó en varios hechos: en 1663 el jesuíta Alonso de Andrade publicaba en Madrid la Vida de la gloriosa virgen y abadesa Santa Gertrudis. Adicionalmente, en 1677 la santa era inscrita en el Martirologio Romano y, a partir de entonces, a lo largo del siglo XVIII, se difundieron numerosos opúsculos sobre ella impresos en Madrid, Murcia, México, Puebla, Lima y otras ciudades de la península y del imperio español.
En la imprenta
“La tendencia a utilizar la imprenta como un medio de catequización masivo dio a esta devoción su nuevo impulso”, según el historiador mexicano Antonio Rubial García en el texto señalado atrás. Las prácticas promovidas por este tipo de literatura influyeron poderosamente en el reforzamiento de la función milagrosa de la santa y también en la difusión de sus imágenes. Aunque desde el siglo XVII Santa Gertrudis era solicitada como abogada de la buena muerte, pues se le atribuían poderes para evitar todo peligro, incluyendo la misma condenación eterna, no fue hasta el siglo XVIII cuando aparecieron menciones explícitas en impresos sobre su exitosa intercesión en la salvación de sus devotos.
El historiador y sacerdote Javier Piedrahíta en su texto Envigado, cuna de los Vicarios de la Calle (Semblanzas de los vicarios superintendentes José Jerónimo, Alberto María y José Miguel de la Calle, Centro de Historia de Envigado, 1977) trae a colación que Don Antonio Velásquez era devoto a la santa alemana y que sus descendientes hacían misa rezada en su festividad del 16 de noviembre de cada año, en la capilla de su hacienda de campo.
Culto familiar
Es posible que el culto a Santa Gertrudis haya permeado las casas de habitación de las principales familias de Envigado, en especial con el sacerdote Cristóbal de Restrepo Vélez, primer líder espiritual del poblado. Igualmente, entre los Calle, Los Vélez de Rivero, Los Isaza, entre otros, existía un sitio de culto a manera de retablo con las representaciones de la santa, que ocupaba un lugar especial en la casa principal, a modo de capilla o sitio de oración. En las bibliotecas personales de los letrados Don Jerónimo, Alberto y José Miguel de la Calle como se menciona en el “famoso Seminario” y otros ilustrados de la élite, existían libros de oraciones con fragmentos de sus escritos, biografías de la santa publicadas en Madrid, difundidas y comercializadas en América. Los inventarios de esas bibliotecas darían cuenta de la existencia de innumerables obras religiosas, entre ellas unas dedicadas a Santa Gertrudis. Aún falta por investigar en los testamentos de los patriarcas, registros de esos libros e informaciones de sus devociones familiares.
*Historiador de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, expresidente del Centro de Historia de Envigado y actual consejero Municipal de Cultura en representación del sector de Patrimonio.
Excelente historia de Santa Gertrudis la Magna
Gracias por compartir, no podemos dejar morir nuestra historia
Gracias por escribirnos.