La Casa de Diego

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Por Faber Cuervo*

Fotos Cortesía Cristina Zapata.
Las mujeres de Envigado encontraron, por fin, un lugar donde ir solas o en compañía de otras mujeres a tomar licor y conversar libremente sin que nadie las condenara o maldijera, cuando en 1984 se inauguró la Casa de Diego –mesa, música y arte-. La fundaron los socios Diego Ramírez y Jorge Enrique Restrepo.

Era una casa con techo de teja, portón y ventanas de madera, patio adoquinado y solar con árboles; ubicada frente a la casa de similar composición, del Doctor Francisco Restrepo Molina. Se convirtió en un sitio de encuentro para muchos envigadeños amantes de la buena música, la comida y bebida, también de la tertulia, el cine, la parranda en navidad.

La casa disponía de dos escenarios: el de los alrededores del patio interno con mesas y sillas, música de Víctor Heredia, Víctor Jara, Los Parra, León Gieco, Mercedes Sossa y la nueva trova cubana. Y el del solar en la parte de atrás donde funcionaba la cocina, una pianola con música de Hernando y Yesid, Margarita Cueto, Juan Arvizu, Juan Pulido y otros artistas populares. Eran dos escenarios independientes que no se interferían, orientados para públicos de diferentes gustos.

La Casa de Diego se convirtió en un centro cultural donde se proyectaba cine y se hacían foros; realizó dos bienales de cine dirigidas por el médico Luis Guillermo Correal; en los “jueves de Cine Ojo”, José Fernando Saldarriaga presentaba las películas. Mauricio Correa, fundador de Cine Ojo, fue el primer disc jockey de la Casa de Diego. Cada quince días se realizaba allí un evento artístico, de divulgación cultural o un conversatorio sobre historia de Envigado, política, teatro, literatura.

Silvia Restrepo (esposa) y Diego Ramírez.

Los eventos que más despertaban entusiasmo eran las veladas musicales; trajeron a Carlos Puebla en dos ocasiones; también se presentó el cantautor cubano Santiago Feliú, la agrupación Viajeros de la música (Juan Fernando Echavarría, Betty Vargas, Rubén Jaramillo), el dúo Sandra Liliana Romero y Rubén Jaramillo. Se realizaron lecturas de poesía en coordinación con los organizadores del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Una potente algazara, que ponía a reventar las baldosas y adoquines de la casa, se formaba cuando llegaba la chirimía La Iberia de Riosucio, o durante las celebraciones decembrinas cuando participaba un grupo Itagüíseño que interpretaba música de Guillermo Buitrago.

Diego Ramírez.

A Diego Ramírez lo llaman “el amigo de todos” por su espíritu sociable, su don de gentes, su solidaridad, su buen humor permanente. Estudió todas las materias del pregrado de Economía en la Universidad de Antioquia, pero nunca se graduó. Con la tesis que ayudó a graduar a otros no logró cerrar el ciclo; no le hizo falta el cartón para ejercer labores administrativas en diversas empresas y en la propiedad raíz. Renunció a un buen empleo para entrar de lleno a dirigir La Casa de Diego. La idea de fundar este lugar de tertulia, cultura, comida y bebida, surgió en la taberna La Holanda; allí se encontraban los melómanos, departían, soñaban, planeaban derroteros para sus vidas.

*Investigador cultural. Este texto es un fragmento del libro Leyenda de la Ayurá

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